Voz - Entro en total calma con una atmosfera de
tranquilidad que inundo a cada letra de cada
libro, de
cada estante de aquella biblioteca.
Su pelo como raíces. Se movía al sonido de
una flauta andina, sus pies aún tenían tierra.
Voz - Sus extrañas alas juntas revelaban los ojos del
bosque.
Tenía la vos de la lluvia de un verano. Al caminar sus huellas eran las de un pajaro carpintero.
Tenía la vos de la lluvia de un verano. Al caminar sus huellas eran las de un pajaro carpintero.
El
sonido casi inviable de sus pisadas con ese sonido que
encariña respeto.
Voz - En sus brazos se podían observar marcas de otras
épocas gloriosas.
Se movía tan tranquila
como si fuera con la Corriente de Humboldt
Se perdió en el pasillo
de botánica y geología, el cual era como un jardín, del fluía un reggae.
La
interrumpió de forma inesperada, ella se giró con la tenacidad de un guerrero
Selknam.
Le compartí un vaso de agua con un leve sabor a rio. Nos
reímos como si fuera verano.
Me observo como observan las araucarias. Al terminarse
el agua, soltó una histriónica carcajada, incluso al escuchar Octavia, quien asistió
con la cabeza y suspiro con una sonrisa.
Voz - una voz que compartía la armónica, le hablo.
Se escuchó un susurró en total quietud de
un guerrero cisne.
Ellos entre hojas se marcharon, Octavia me sonrió.
Voz - la atmosfera que quedo, era la del solsticio de
verano.
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