En la oscuridad, las heridas más
profundas laten
al ritmo de las lágrimas que saltan en acto suicida de tus ojos.
Los extraños lunares que no has contado.
Susurran palpitantes los delirios de
suicidarse.
Cuenta tu cuello que, hoy le guiñó por quita ves el ojo a aquella cuerda guardada en el desván.
Mientras que tus manos le preguntan a tus
muñecas porque le coquetean tanto
con aquel cuchillo de la cocina.
Tu
ombligo silencioso, en ocasiones ve la luz y asustado corre en busca de
refugio.
Mientras que mi estómago se tensa cuando
escucho tu nombre en la avenida principal de mis fracasos.
Tu collar, viaja entre tus
hombros como el tic tac de un reloj.
Siendo el único observador de aquel
paraíso.
La falsa sonrisa que montas, cuestionada
por tus
mejillas pálidas y lapidarias, quienes esperan que florezca esa sonrisa verdadera.
Que solo se forma por la suma de esos
segundos que te sentiente especial
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