domingo, 2 de abril de 2017

Un pequeño bosque dentro de una gran ciudad




Un pequeño bosque dentro de una gran ciudad

La guardia armada de los pájaros eran los custodios de dicho lugar, el frio se pierde cuando entras,   mis pies descalzó  sentían  el suelo húmedo.
Escuche llorar a la tierra, la cual me hablo, tan suave como el silencio del latido de un corazón roto.  Los tambores sonaron cuando ingrese,  aquel olor a tranquilidad no podría describirlo.

Me senté solo dos segundos y sentí que una parte muy rota de mí, se armó.
Dicen que cuando encuentras tu lugar así, no deseas ir a otro.
 El pánico decía, “que jamás tomes nada de ese lugar tranquilo,  porque jamás volverás”.
En cambio el oráculo, dijo. “toma algo pequeño casi insignificante, para cuando el  mundo  te haga perder el rumbo, tengas un lugar donde poder volver”
Quede paralizado, en mi encrucijada, luego llego el silencio. Que hace tanto ruido  a las 4 de la madrugada,  me fui con las manos vacías y me retire en silencio, casi inexistente,  aquel bosque tenía tanta luz y tanto que hablar, que espero en otra noche helada refugiarme.

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