sábado, 22 de noviembre de 2014

El fin del verano




No te dejara dormir,  la jauría de las llenas que nos devoran los sueños
La lluvia.  ausente aquella tarde de domingo.
Un puñado de escusas escondidas en tu mochila.
los viajes en trenes hacia ningún lugar.
Por la carretera vamos se siente el asfalto.
Las vías muertas nos dejan como trenes varados a la horilla del mar.
Con el temor de perderme  entre tu clavícula.
Frágil e  inmóvil tus ojos contemplando el despeque improvisado de aquel cosmonauta.
Ya no quedan  copas de  cristal,
Tus ganas de odiarme de saludan cada mañana.
 Entre callejones  y  avenida suspira la muerte buscando una herida.
De esas que laten.

Tarareando canciones en inglés  nos hacemos los desconocidos mientras que tu bar fue cerrado.

La hermandad de los caídos







En silencio  dejaron  la sala de reuniones. La hermandad daba  la sentencia de muerte,
Siendo Juez, Jurado y  testigo.
Los mismo  simientos del mundo templaron cuando la hermandad se iniciaba.
 Ya olvidadas las victorias   de aquellos años, el tiempo nos dispersó a todos
 Extraños aquellos años dorados, las cervezas, los amigos, el Ska.
Las promesas que nos hicimos, las incontables noches.
No diré nada más.

Todas aquellas historias son  ya  historia antigua
 

8 Ojos




Buenas noches
pero son las 2 de la tarde conteste aquel bufon en la alameda.

jueves, 13 de noviembre de 2014

El náufrago en la ciudad





Aun no tengo una excusa para llamarte a deshoras con un tono de náufrago a la deriva. Para contarte que  sé yo, qué sigo existiendo que odio el primer café de la máquina que extraño con calma tu risa guardo un bolero de un viaje del lugar donde nací que son las 3 de mañana, que me interrumpió el desayuno el vuelo un B-52.
Que deje  anotado mi número en una hoja de aquel árbol donde te detuviste a esconderte del sol. 

Aquella maldita tarde de verano.
 Contarte por ejemplo, que murmureo un “llámame  hoy”. Desde hace un año.
 Que he juntado “no se” de una extraña, que he robado besos.
Que hoy  pinche con la  cajera, al pedir el desayuno.
Que los míos están bien, pero los echo de menos.
Que  salgo sin rumbo pero llego tarde  aunque nadie me espera.
Que rompo la armonía, 6 vece al día.
Que los beso que no se dan  pesan más en los bolsillos






TU OSCURIDAD







 En la oscuridad, las heridas más profundas laten al ritmo de las lágrimas que saltan en acto suicida de tus ojos.
 Los extraños lunares que no has contado. Susurran  palpitantes los delirios de suicidarse.
 Cuenta tu cuello  que, hoy le guiñó por quita ves el ojo a  aquella cuerda guardada  en el desván.
 Mientras que tus manos le preguntan a tus muñecas  porque le coquetean tanto con  aquel cuchillo de la cocina.

Tu  ombligo silencioso, en ocasiones ve la luz y asustado corre en busca de refugio.
Mientras que mi estómago se tensa cuando escucho tu nombre en la avenida principal de mis fracasos.
Tu collar, viaja entre tus hombros  como el tic tac de un reloj. Siendo el único  observador de aquel paraíso.
La falsa sonrisa que montas, cuestionada por  tus  mejillas pálidas y lapidarias, quienes esperan  que florezca esa sonrisa verdadera.

Que solo se forma por la suma de esos segundos que te sentiente especial

El Primer Inicio

Entre libros y apuntes inicio el fin del verano, medio en serio la mochila tomo un peso diferente. La cocina me saluda. Los olores t...