No te dejara dormir, la jauría de las llenas que nos devoran los sueños
La lluvia. ausente aquella tarde de domingo.
Un puñado de escusas escondidas en tu mochila.
los viajes en trenes hacia ningún lugar.
Por la carretera vamos se siente el asfalto.
Las vías muertas nos dejan como trenes varados a la horilla del mar.
Con el temor de perderme entre tu clavícula.
Frágil e
inmóvil tus ojos contemplando
el despeque improvisado de aquel cosmonauta.
Ya no quedan copas de
cristal,
Tus ganas de odiarme de saludan cada
mañana.
Entre
callejones y avenida suspira la muerte buscando una herida.
De esas que laten.
Tarareando canciones en inglés nos hacemos los desconocidos mientras
que tu bar fue cerrado.