domingo, 14 de enero de 2018

Descalzos en la lluvia




Octavia con las prisas de siempre, llego con una maleta cargada de nada y con un rutero de carretera. El aeropuerto la esperaba, entre la última llamada del vuelo a ningún lugar.
 Se despido, tan lento que me pareció una eternidad, esta vez no sus ojos nos dijeron adiós.
Cuando cruzó la línea de embarque, la lluvia se intensifico.
Incluso al final no entendiste lo que mi voz temblorosa quería gritar y solo tartamudeé. Media palabra.

Voz
-Octavia, se despidió sin decir nada, solo se desvanecía como su recuerdo.


 

Ya pasaron varios ciclos lunares de aquel despegue.
La biblioteca abrió cuando terminaron las lluvias, la ciudad estaba limpia y con aire fresco, recorrí la ciudad a pie perdiéndome también dentro de ella. Volví a la biblioteca por aquellos libros pendientes. También extraña el olor a café y libros viejos.

Eones




La lluvia prolongada, nos retenía en la biblioteca, todos esperábamos irnos, visto que ya la noche llegaba con un extraño invitado, quien nos trajo noticias de lugares perdidos, su emisario irrumpió en la biblioteca, camino directo a la Sala de Literatura de la Biblioteca.

Todos nos reunimos alrededor de él, antes de contarnos su historia.
Nos solicitó galletas y café.

Eso no era un buen inicio, le conteste que lo tendría.
Al escuchar esto. Conozco a hablar.

“escuchar viajeros, el reino de arándanos arde, ardió por más de 7 soles,
El incidió se inició en la ala norte del castillo, a las cuatro menos 20, del octavo día del fin de noviembre. El reino entero ardió mientras una música infernal, nos helaba los huesos  otros emisarios se perdieron en las oscuridad de la noche, nadie  más sobrevivió”

Desde aquel día de lluvia no, volvimos a ver al emisario, quien entre la lluvia, se desvaneció.
El pie de página de la noticia era “Un Imperio que se desmorona por dentro... se extingue”.

Punto Medio de Equilibro





Santiago es un espectador mientras yo te espero. Impuntual como siempre, debo añadir algo molesto.
También debo añadir que extrañaba de una extraña manera tu impuntualidad.
Algunas cosas cambian, otras no.

Llegaste entre la gente algo nerviosa, cuando me viste tartamudeaste, tu canción favorita, aun no lograba verte, pero lo sentí, te vi dentro de la multitud sin los ojos.
Tú pelo mojado, demuestra tu apuro y lo difícil que es para ti salir del “modo de hibernación”, están difíciles como ver en la oscuridad absoluta
Me invitaste a caminar con la mejor de tus sonrisas de verano.                                                                      

La ciudad estaba iluminada, la fila por la comida nos dio el tiempo para mirarnos las pestañas,
Tu acento extraño se mezclaba con el mío,  el hilo de tu voz cose al crochet las partes rotas de mi alma, en el plano fotográfico, nos sentamos a comer con vista a la avenida. Para ver pasar la tarde, en las calles ruidosas, los policías protagonizaban alguna persecución. Mientras intentaba llegar más cerca de tus pecas. 

Intercambiaste otra caminata por un delirio, caminamos con tal calma como sí. Fuera inevitable, como una lluvia prolongada. 
Mientras caminábamos una extraña pareja nos detuvo para charlas.
Luego nos acordamos de una persona de tu historia y su legado, el cual perdura y florece. Como el domingo en la familia.
Contemplamos nuestra historia y me pregunte:
¿Qué es trascender,  cual es momento donde indica nuestro legado? 

- Voz
Ello se observaron y una segunda pareja se alejaba de manera lenta y tranquila.
Luego Octavia, recordó algo personal y dejo huir un suspiro de paz.

Luego su lenguaje fue el silencio, hablaron por más de una hora con los ojos, se reían como niños. Muy puntal el reloj como siempre rompe la armenia.


- Relog
No es bueno llegar tarde.

El Primer Inicio

Entre libros y apuntes inicio el fin del verano, medio en serio la mochila tomo un peso diferente. La cocina me saluda. Los olores t...