martes, 2 de junio de 2015

La pianista.




Llave en mano contemplaba la ciudadela perdida en el mar de aquel libro.
Que devolvía a trazado.
La multa era clara valía: “dos cafés y un par de naipes”
La bibliotecaria también lo savia pero ella acepto el café mientras que juntas escuchaban “Nessun Dorma”.

Son las diez de la mañana sonó aquel reloj desde el fondo lóbrego de la biblioteca.
La mirada fija de la pianista con los ojos perdidos en uno de los 7 mares, su olor era algo extraño pero muy familiar.

Olía a oscuridad, heridas de interior, teléfonos suicidas a pecas de la infancia y a gasolina.

Me recordó un día de lluvia que nunca llego.

Sus ojos me miraron y decidí huir entre "Presa y Referencia" sabía que no seguiría.

El Primer Inicio

Entre libros y apuntes inicio el fin del verano, medio en serio la mochila tomo un peso diferente. La cocina me saluda. Los olores t...